Columna de Leonardo Miranda, Asesor de Seguridad
El caso de los recientes atentados explosivos en Santiago, que ocasionaron lesionados en una unidad de Carabineros de Chile, y que en otro caso fue interrumpida su detonación, muestran que los objetivos, o potenciales víctimas, no sólo son agentes del Estado, sino también empresarios, transeúntes, ciudadanos comunes o sea, personas.
Las organizaciones en general, y las empresas en particular, se ven enfrentadas a riesgos permanentes cuya mitigación o control, dependen muchas veces de factores que podrían considerarse ajenos a su giro de negocios. Las empresas pueden (y deben) incorporar en sus análisis de riesgo a la amenaza de bomba como algo real, y considerar su probabilidad. El impacto -de ocurrir la detonación- siempre será muy alto, por lo que es un riesgo que debe ser tratado de acuerdo a sus propias estimaciones. La protección, o ayuda del Estado es deseable y esperable, pero no puede soslayar la propia preparación de la organización para enfrentar el riesgo.
Las soluciones pasan por una combinación de acciones en tres pilares básicos: personas, procedimientos y tecnologías.
1. PERSONAS: El conocimiento técnico anti-explosivos, radica normalmente en el Estado, a través de sus policías y fuerzas de seguridad. Las empresas cuyo giro no es el manejo de explosivos, no capacitan a sus empleados en dicho conocimiento, pero si pueden tener colaboradores alertas y preparados, y que tengan un educado sentido de la reacción ante una amenaza. Los equipos de seguridad de dichas empresas, con un adecuado entrenamiento, pueden proceder preventivamente ante una amenaza, y sin manipular, a la espera de los equipos especializados, proceder a la evacuación de recintos y protección de personas.
2. PROCEDIMIENTOS: Los protocolos, mecanismos preconcebidos para enfrentar la crisis son de gran utilidad y efectividad, sin embargo tienen particularidades que pueden hacerlos parte del problema. Una organización que únicamente basa su sistema de gestión de riesgos en los procedimientos normalizados, enfrenta dos grandes riesgos adicionales:
a) Que sus protocolos no hayan sido socializados adecuadamente a quienes tienen que gestionar la crisis. Decir que “existe” un protocolo” no es lo mismo que dicho protocolo tenga una funcionalidad real y oportuna, y que sea conocido y aplicado.
b) Que sus protocolos no hayan sido generados a partir de la realidad y por parte de profesionales idóneos. De otro modo se convierten en declaraciones de intención o lo que es peor, en documentos que solo sirven para responsabilizar a quienes no los cumplen, cuando la crisis ya ha sido desatada.
3. TECNOLOGÍAS: Es el pilar más visible en el área de seguridad. Su elección e implementación tiene que ir de la mano de los dos pilares anteriores. En el aspecto DETECCIÓN, un ejemplo básico es creer que detector de Rayos-X puede detectar explosivos por si mismo, en circunstancias que un equipo básico tiene la funcionalidad de detectar materialidades (orgánico, inorgánico) y formas. Si el operador del escáner no ha sido entrenado, no “verá” el explosivo. Si el terrorista disimula el cableado, detonante u otras partes de la bomba, tampoco podrá verse. Si el protocolo no obliga a pasar TODOS los paquetes sospechoso por el detector, no se detectará el explosivo. Demás está decir que si al mismo tiempo, el protocolo es inoperante, el operador tiene otra función (típicamente guardias de instalaciones) y/o simplemente no hay máquina, el explosivo no será detectado. En el aspecto CONTENCIÓN, el uso de cuartos seguros y materiales adecuados complementa y apoya la fase de TRATAMIENTO, normalmente confiada a las unidades anti-explosivos de las policías.
Las empresas y organizaciones resilientes son aquellas que trabajan preventivamente para conseguir una marca fuerte ante la crisis, una capacidad reactiva adecuada, abordando los problemas de manera integral. Una solución aterrizada es también aquella que considera la naturaleza de la organización. No es lo mismo una empresa de atención a público, que una empresa de backoffice. No es lo mismo una empresa con múltiples sucursales que una con sede única. Lo que sí es común a todas, es que la amenaza debe ser caracterizada apropiadamente y, conforme a estos datos, otorgar el tratamiento correspondiente.
Leonardo Miranda. Master en Administración de Negocios (MBA) de la Universidad Técnica Federico Santa María, Ingeniero en Investigación Policial y Administrador de Seguridad Pública por la Academia de Ciencias Policiales. Tras una experiencia de 20 años como Oficial Jefe de Carabineros de Chile, donde ejerció como Oficial de Orden y Seguridad, y Asesor en la Dirección General de esa institución, se incorpora al Banco Central de Chile para formar y liderar el área de Prevención, Investigación y Control de Falsificaciones. Posteriormente se integra a la Oficina Regional de Seguridad de la Embajada de Estados Unidos, U.S. Department of State, en Santiago como Investigador de Seguridad Diplomática. Certificado como Asesor de Seguridad Privada O.S.10. Su experiencia abarca la seguridad, investigación criminal y forense, e incluye un año como experto en la Misión de Naciones Unidas en Bosnia y Herzegovina en el año 1997-1998, una pasantía en la Fundación Paz Ciudadana (2004), y diversos cursos de especialización en Naciones Unidas, Deutsche Bundesbank, Optical Document Security, entre otros.
SOBRE RISK & CRISIS MANAGEMENT LATINAMERICA
Risk & Crisis Management Latin America fue fundada en 2011, por un grupo de académicos y empresarios chilenos y estadounidenses que vieron la necesidad de difundir en Chile el concepto de anticipación y prevención de potenciales crisis en empresas y organizaciones. Actualmente, las empresas se enfrentan a potenciales riesgos que pueden o no ser parte de su core business. En este contexto, RCML ha adaptado al mercado probadas metodologías de prevención y gestión de crisis que ha aplicado con éxito en múltiples empresas de diferentes industrias.
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